2 EN BIG ISLAND: DIA 3


Lo dejamos en Pepeekeo, en aquel AirBnB de las hamacas en medio de la selva. Las hamacas no son tan cómodas como una buena cama, las cosas como son, sin embargo ya podemos decir que hemos dormido en hamacas en Hawaii, lo cual siempre puedes comentar a cualquiera que se meta contigo para dejarle fatal. “Sí, yo seré muy feo, pero he dormido en una hamaca en Hawaii y tú no, so feo”. Pero dejemos de desvariar. 
Lo primero que hicimos aquel día nada más levantarnos, es coger nuestro AirBnB para aquella noche, ya que el que teníamos había sido cancelado porque se situaba en la zona donde el volcán Kilauea estaba juguetón abriendo sus franjas de lava (Esperemos que la mujer del apartamento esté bien). Al final contactamos con una pareja que vivía en Kailua Kona, pero a eso iremos más adelante.

Después de desayunar y despedirnos del hombre que regentaba el lugar, nos dirigimos hacia nuestro primer destino de ese día, las Akaka Falls (Cataratas Akaka), que se situaban a unos cinco kilómetros de donde estábamos. Cuando llegas, hay un parking en el que tiene que pagar 5 dólares para poder aparcar. Básicamente es el precio de entrada al parque, que es estatal. El parque es muy pequeño, es decir, sólo tiene una ruta vallada que no llega a dos kilómetros, pero las vistas que hay son impresionantes. La obra maestra del parque es un salto de agua de 130 metros que no deja indiferente a nadie.

Imagen 1. Akaka Falls

Imagen 2. Paseo por las Akaka Falls

Imagen 3. Paseo por las Akaka Falls

Imagen 4. Juancar y su amor en la isla

Imagen 5. Otra de las catarátas

Imagen 6. Al fondo, otra de las catarátas

¿Alguna pega? Que no se pueda bajar al pie de la catarata. Si viajáis a Hawaii os daréis cuenta de que el modo aventura en este tipo de sitios está muy limitado. Otra de las cosas curiosas del lugar, y descubrimiento de Reichel, fue encontrarnos con la forma de un personaje muy peculiar. A ver quién lo encuentra:
Imagen 7. Encuentra al personaje...

Cuando acabamos nuestro paseíto por las Akaka, nos dirigimos hacia Hilo para recrearnos con vistas bastantes parecidas a las que habíamos contemplado. Por el camino recorrimos una ruta escénica de unos cinco kilómetros que iba al lado de la costa, aunque la espesa vegetación no permitía ver nada, sin embargo en medio de la ruta, al lado de un jardín botánico, vimos un rinconcito muy bonito con una pequeña "playa" con unas vistas dignas de pararse a contemplar durante un rato.

Imagen 8. Juancar y sus cacahuetes disfrutando de las vistas

Imagen 9. IN-CRE-I-BLE

Después de la breve parada nos dirigimos, ahora si, hacia nuestro siguiente destino. Se trata de las Rainbow Falls, ubicadas también en el parque estatal que las da nombre, pero en el que a diferencia del otro, no hay que pagar nada. Aquí ni siquiera hay ruta, tan sólo un par de miradores desde el que puedes contemplar las caudalosas aguas:


Imagen 10. En las Rainbow Falls
Imagen 11. Rainbow Falls

Imagen 12. Flores Hawaianas

Imagen 12. Bosque al lado de las Rainbow

Al lado izquierdo de las cataratas, también hay una bonita zona de gigantes banianos que crean un entorno con mucha personalidad. Y os estaréis preguntando, ¿qué es un baniano? Pues para lo que no lo habéis buscando ya en google, aquí os dejamos unas fotos:

Imagen 13. Los banianos

Imagen 14. Baniano madre


Después de la visita a los dos parque llegó el momento de comer, y nos dirigimos a un sitio muy típico de Hilo, que se llama Cafe100, pero estaba cerrado. Por eso siempre hay que tener un plan B, y al final acabamos en el Kens House of Pancakes, en el que pedimos una hamburguesa y un plato típico Hawaiano llamado Loko Moko, que es simplemente arroz, carne de algún tipo, un par de huevos y salsa. Ambos platos no eran nada del otro mundo, pero si buscáis algo barato este es vuestro sitio.
Si buscáis en el mapa playas de Hilo, os saldrán unas cuantas a lo largo de la zona donde se ubica el aeropuerto. Nada más comer, nos dirigimos a una de las playas recomendadas, la playa Carlsmith, que es una playa que se asienta sobre lava volcánica. Las formaciones de esta a su encuentro con el agua, han formado diversas piscinas naturales en las que puedes disfrutar de un chapuzón, pero el ambiente no es muy relajado. Hay una zona de hierba, dominada por la gente local, en la que podrías poner tu toalla y relajarte, de no ser porque la zona está saturada y hay muchísimo ruido y movimiento, asemejándose más el lugar a la fiesta de algún famoso en la piscina de su casa. El sitio está bonito para tirar alguna foto como ésta:


Imagen 15.  Playa Carlsmith
Visto el percal, fuimos hacia la playa Onekahakaha, que también venía recomendada, y aunque el ambiente era más relajado y familiar, el único sitio en el que podías echar la toalla era sobre piedra volcánica a 50 grados Celsius de temperatura. Además, la zona de baño te cubre poco más de los tobillos y está plagado de pequeños erizos de mar que te advierten de que no te metas en el agua si no es con algo que lleve suela. A su favor diremos que, al igual que Carlsmith, el sitio es único, y la mezcla de colores que forman la piedra negra y los tonos azules del océano lo hacen ideal para fotografiar bonitos recuerdos.

Imagen 16. Playa Onekahakaha


Como las que se suponían mejores playas de Hilo no nos convencieron mucho para relajarnos y disfrutar de un buen baño, nos dirigimos hacia otro de nuestros destinos, que era el centro de visitantes del Mauna Kea, a una media hora de la ciudad. El cambio de paisaje es alucinante. Sin casi darte cuenta, las nubes te rodean densas y no deja divisar mucho más que unos metros a ambos lados de la carretera. Cuando por fin éstas se disipan, te das cuenta que el terreno rico en grandes árboles verdes ha dado paso a extensas llanuras de roca volcánica cubiertas por hierba. El cambio de presión se nota, ya que en media hora has alcanzado los 3000 metros de altitud cuando llegas al centro de visitantes. Nuestra visita fue instantánea, ya que desde allí no se veía nada por las nubes, y para subir al pico necesitas un 4x4.

Imagen 17. Nos encontramos una florecilla en la lava

Imagen 18. Felicidad

Imagen 19. Mauna Kea visitor centre

Un poco decepcionados, dejamos el centro de visitantes y nos encaminamos hacia Kailua Kona, donde se encontraba el AirBnB de aquella noche. Los paisajes hasta Kailua son impresionantes, y en cierto momento, si las nubes te lo permiten (a nosotros nos dejaron), se puede ver una vista muy bonita de toda la costa oeste mientras bajas por la carretera observando el atardecer.

Imagen 20. Atardecer e Kailua Kona

Imagen 21. Atardecer en Kailua Kona

El AirBnB que habíamos cogido para aquella noche estaba en una finca privada y la casa formaba una magnífica terraza al océano pacífico. Ésta era impresionante y los dueños supermajos. Cuando llegamos estuvimos hablando un rato, pero rápido dejamos las maletas y nos encaminamos hacia la parte de la costa de Kailua. La ciudad nos dejó muy buen sabor de boca, porque tienes un montón de sitios a los que ir para cenar o tomar algo, es decir, se ve que está enfocado más al turismo que otros sitios en los que habíamos estado, pero sin llegar a saturarse. Aquella noche cenamos en un tailandés contemplando la puesta de sol, y cerramos así la aventura en nuestra tercera noche por Big Island.
Tras cenar nos encaminamos de nuevo hacia la casa, nos duchamos y dormimos como lirones en una cama tamaño King Size, descansando para lo que nos depararía el día siguiente.
Esperamos que os haya gustado nuestra experiencia. Un abrazo a todos.

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